- Dinero que ha recibido a cambio de bonos argentinos (que nadie en el mundo quiere comprar).
- Petróleo azufrado.
- Valijas repletas de dólares (para financiar la campaña presidencial de su mujer).
- Un proyecto de Latinoamérica que no muchos quieren compartir.
Debe ser muy grande la deuda como para encabezar una comitiva de facilitadores en un tema tan espinoso: liberar rehenes que llevan años secuestrados.
Uribe no le debe ni a Kirchner ni a Chávez. Es colombiano. Vive el problema de la guerrilla día a día. Sabe que las FARC no son negociadores comunes. Ha estado expuesto a muchas negociaciones anteriores. Y a muchos fracasos.

Pero Kirchner no puede ir y volver en el día a Colombia. Está expuesto a una completa imprevisión diplomática. Por desconocimiento de lo que es la guerrilla colombiana; de lo que es la política interna respecto de esa guerrilla; de la verdadera relación entre Chávez y las FARC.
Las FARC no le deben ni a Uribe, ni a Chávez. Mucho menos a Kirchner. Después de todo, para una guerrilla que lleva décadas viviendo en la hostilidad de la selva, ¿quién es Kirchner? ¿Por qué darle rédito a un lejano e ignoto personaje que nada tiene que hacer allí? Lo que parecía ser un paseo de unas pocas horas y un gol político asegurado, terminó siendo un fracaso diplomático y una vergüenza internacional.
Las FARC no son nenes de pecho. Las FARC no son el ERP. Las FARC no son Montoneros.
Los 2000 no son los '70.
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