
Este intento de transversalidad intraperonista fracasó, a pesar del regalo de fondos especiales, el alquiler de remises para votar, la visita de los funcionarios porteños, la presión de intendentes bonaerenses y hasta el desembarco del propio Néstor Kirchner que invadió la provincia de Catamarca.
El termómetro le indica a Kirchner que para ganar una elección, tendrá que cambiar de aliados locales en cada distrito o la suma de dinero a invertir deberá decuplicarse.
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