
De la nota publicada por Economist.com, el 10 de agosto de 2006.
Es largo, pero vale la pena.
Néstor Kirchner desactiva el Congreso y la corte.
En 1993 Carlos Menem, por entonces presidente de Argentina, hizo un trato. La oposición le permitiría postularse para la reelección y cambiar la constitución para emitir decretos legales que ya habían sido dictados. A cambio, el período presidencial fue reducido de 6 a 4 años y su influencia sobre los otros poderes, como el judicial, fue limitado. El acuerdo, conocido como Pacto de Olivos, amplió los poderes presidenciales en alguna forma y los restringió en otras. El actual presidente, Néstor Kirchner, está aflojando esas restricciones.
Este es el trabajo de un político virtuoso. Gracias a cambios en el sistema impositivo, el Sr. Kirchner ha intimidado a casi todos los gobernadores, históricamente, el contrapeso mas efectivo a la presidencia. Fundando empresas estatales y renacionalizando las privatizadas, expandió el poder del ejecutivo sobre el empleo y los precios. Se apuntó una mayoría de los jueces en la Corte Suprema y luego ganó un veto sobre las nominaciones de los jueces de menor rango. Su mayor triunfo se produjo el 3 de agosto [de 2006] cuando el Congreso le dió autoridad para reasignar gastos gubernamentales como le apeteciera. El Sr Krichner incluso puede evitar los límites del Pacto de Olivos, de dos términos consecutivos, alternando presidencias con su mujer, la popular senadora Cristina Fernández de Kirchner.
Nada de esto pone al Sr Kirchner en la misma categoría que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, presidente duro, aun menos en la compañia de generales que gobernaron Argentina en los '70. Algunos de los nuevos poderes, como la discrecionalidad sobre el gasto y una porción mayor de los impuestos, asemejan a los que disfruta el presidente de Brasil. Sin embargo, Kirchner es el "persidente mas centralista de la historia democrática moderna" según Luis Tonelli, un columnista político. Kirchner puede imaginarse a sí mismo como un moderno Perón, campeón populista del proletariado, que regló argentina durante 12 años del siglo 20. Muchos liberales temen que las instituciones democráticas argentinas van a sufrir.
Cuando Kirchner asumió en mayo de 2003, pocos argentinos creyeron que llegaría a terminar su mandato. Ganó la elección por la renuncia de Menem al ballotage, negándole al presidente entrante, un mandato popular. Kirchner ganó popularidad desde entonces montado en la recuperación de una crisis económica que comenzó en 2001 y forzando a los acreedores a resignar gran parte de la deuda externa argentina.
El éxito económico fue la piedra fundamental de la acumulación de poder. Aumentó los impuestos, a más del 20% en algunos casos, sobre las exportaciones, que habían aumentado por la devaluación del peso y los altos precios de los "commodities". Al contrario de casi todos los otros ingresos gubernamentales, los impuestos a la exportación están fuera del sistema de coparticipación por la cual una porción de los impuestos federales es distribuído automáticamente entre las provicias. Como resultado, la coparticipación de las provincias cayó del 39% en 2001 a 34% en 2005, haciendo que los gobernadores dependieran más de la voluntad de Kirchner. No es sorprendente que seis gobernadores radicales, teóricamente opositores, se aliaran al presidente. Es probable que elija a uno de ellos como compañero de fórmula para las elecciones [presidenciales] de 2007.
Ignorando su hisotria de pérdida e ineficiencia, Kirchner ha tomado control de empresas que alguna vez pertenecieron al Estado y ha fundado nuevas. El servicio postal ha sido renacionalizado, al igual que el servicio de distribución de agua potable; el gobierno compó partes minoritarias en la línea aérea privada y en el operador aeroportuario. Las nuevas empresas estatales incluyen otra aerolínea, una compañía de energía y un fabricante de satélites. Todo esto permitirá a Kirchner establecer muchos precios directamente, para dirigir la inversión a regiones favorecidas y para aumentar el empleo si la economía desacelera.
El presidente ganó aprobación, inicialmente, por nombrar jueces más transparentes en la Corte Suprema. Sin embargo, recientemente ha erosionado la independencia del Poder Judicial debilitando el Consejo de la Magistratura, un pilar del Pacto de Olivos. El Consejo, compuesto por abogados, académicos y representantes de la Legislatura y el Ejecutivo, veta los potenciales jueces y envía una selección al presidente, quien hace la decisión final. En febrero [de 2006], por orden de Kirchner, el Congreso redujo la cantidad de miembros de 20 a 13, pero retuvo para sí 5 dlegados. Esto permite al presidente negar quórum al cuerpo, dándole, en efecto, un veto sobre el nombramiento de jueces.
Este es un golpe modesto, comparado con el vaciamiento de los poderes del Congreso, muchas veces con la cooperación del propio Congreso, el cual controla, aunque carezca de mayoría formal en la Cámara de Diputados. Ha recurrido más que sus antecesores a los decretos del Ejecutivo, que son leyes, a menos que el Congreso las revoque. Y ahora Kirchner ha ganado virtualmente libertad de acción sobre el presupuesto. Ya había gozado del poder para reescribir los gastos, mientraas se limitara a gastar lo estipulado por el Congreso, pero esos superpoderes, introducidos durnate la crisis económica, expiraron en 2005. El Congreso ahora los restauró temporalmente, concediendo uno de sus poderes primarios al presidente.
Sin embargo, la mayoría de los argentinos están demasiado agradecidos hacia Kirchner por la recuperación económica como para reunir intelectuales y activistas que deploran el "hiperpresidencialsmo". Las encuestas de opinión predicen una fácil victoria contra todos los posibles candidatos en la elección del próximo año [2007]. "La mejor garantía de la separacióon de poderes es que que Argentina pueda votar cada 2 o 3 años (para el Congreso)", dijo la Señora de Kirchner a los senadores de la oposición durante el debate de la Ley de Presupuesto. "No tengan miedo, porque si este gobierno hace cosas horribles como Uds temen, la gente no lo va a votar, como no votó por ustedes." La senadora de Kirchner olvidó mencionar que el poder que su marido ha agarrado, hace esa catástrofe más probable.
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