
A cualquiera que le pregunten para qué sirve un ente denominado "Observatorio de Medios" podrá aventurar, casi sin dudar, que se trata de un instituto formado por los propios medios periodísticos para, por ejemplo, hacer cumplir un código de ética. En Argentina, no. Ante las críticas que sufre su gobierno, la Presidente cree necesario revitalizar, amenazadoramente, este "observatorio" que por desgracia, lleva un nombre muy similar al creado en Venezuela, en 2002. La paranoia reinante, hace ver complots donde no los hay; estrategias de desestabilización que no existen; construcciones antidemocráticas sólo visibles desde un poder que teme su propio absolutismo.
Parece que tanto la Justicia, como el COMFER y el INADI (que sanciona específicamente la discriminación de personas) son insuficientes para que la prensa se abstenga de emitir juicios que, a oídos de la Presidente, son discriminatorios. Mientras tanto, sin pestañear, ella puede tildar de mafioso a un caricaturista que por décadas llevó al papel a los personajes más duros de la política argentina. O la agencia oficial de noticias, puede ignorar durante horas un cacerolazo que se produce a pocos metros de sus puertas.
ADEPA, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas emitió una solicitada que puede leerse
aquí.
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