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jueves, 18 de octubre de 2007

Banquitos, como los de la plaza

Hace exactamente un año, el gobierno argentino intentó comprar la voluntad de los inquilinos mediante el anuncio de créditos hipotecarios blandos. Inalcanzables por una multiplicidad de motivos, los bancos no tuvieron que desembolsar ni un peso en favor de dichos créditos. Ahora, embarcado en una campaña electoral que consiste en llegar al 28 de octubre bien maquillado, el Presidente Kirchner apeló directamente a la amenaza para regular las tasas de interés en el mercado bancario. Con un tono sarcástico y burlón, el 12/10 dijo a los banqueros:

"Les volvemos a pedir por favor, muy educadamente, que tengan el gesto de que se junten las reservas bancarias y de bajar las tasas, generar créditos para la producción, para el consumo. Háganlo que la sociedad lo va a ver muy bien. Si no, firmo la resolución."

¿No deberían ser los bancos oficiales los que dieran el primer paso de bajar las tasas de interés para sus propios créditos? ¿O tienen que seguir financiando la campaña de Kristina? ¿Qué sucedió con los créditos para los inquilinos? ¿Por qué, además de regular el precio de la papa, el dólar, la nafta, la carne, no regula el precio (dolarizado) de los automóviles y de las propiedades?

Con la esperanza de que se repita lo que sucedió en octubre de 2006, los bancos privados acataron silenciosamente la amenaza del presidente argentino. No vaya a ser que, de verdad, firme la tan temida "resolución".

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